¡Cada una en lo suyo, poniendo su gotita en este mar de esfuerzo!
Como dice la Madre Teresa "A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota".
Unas genias las “zapateras”, que lograron que nuestros zapatos usados y gastaditos se vieran tentadores. También tuvimos una “leona” en electrónica, que defendió a muerte nuestros valiosísimos artefactos.
El team “Bazar”, muy eficiente también, vendió todos sus ítems, salvo un par de cosas que ni ellas sabían para que servían.
Sin olvidarnos de las “dobladoras” incansables, en los sectores niños, bebes, y mujer y hombre, que no se dejaban vencer por las hordas de desdobladoras que las atacaban.
En la caja las “calculadoras humanas”, y algunas no tan duchas ayudadas por la electrónica, no paraban de sumar, y el domingo…¡hasta de dividir!
La bijou se vendió como nunca, muy bien atendida por sus asesoras especializadas, y siempre había alguna repositora de turno, lista para devolver a su lugar los ítems que alguna clienta decidía no llevar, justo cuando las “calculadoras” humanas habían terminado de sumar las 15 bolsas de cositas.
La librería parecía Alparamis, con una encargada que conocía todos los libros, y revistas, y cds, ¡uno por uno!
La juguetería fue copada por los chicos, que disfrutaron mucho de su tarea, y a la vez, se empaparon del espíritu solidario que reinaba. Creo que fue una experiencia valiosísima para todos los que estuvieron. Y no faltó alguna de nosotras que ayudó a estos pequeños vendedores.
La blanquería se vació, gracias a las que recomendaban sabanitas y toallas. ¡Hasta la parva de almohadas y almohadones usadísimos se vendieron!
Las carteras y bolsos eran un sector al que yo particularmente le huía, pero siempre había alguna ordenando, levantando del piso, asesorando, ¡genial!
Y la encargada de controlar la fila, y de descubrir diferencias entre las gemelas de Disney.
Y las dos contadoras profesionales, que trabajaron sin descanso todo el día.
Y la que marcaba la ropa a la que le habían arrancado el precio, con ilusión de que la marcáramos en menos…y la que traía café o cebaba mate…y la que caminaba sin parar entre los percheros, y juntaba perchas…y la que pegaba las perchas…y la que trataba de enderezar al maniquí que insistía con poner poses obscenas.
Y todas las demás, sin dejar a nadie sin nombrar, las que cosieron y lavaron en la previa, para que la ropa se viera mejor, las que tejieron cuadraditos y las que los unieron para armar las mantas que tan bien se vendieron, cada una en su metier, haciendo lo que le salía mejor, el rato que pudiera, y siempre con buena onda y sonrisa a pleno…
¡Todo esto hizo que esta feria fuera una vez más un éxito rotundo!
¡Este éxito es de todos!
Gracias
S.E Solidario